Las trufas (género Tuber) poseen propiedades alimentarias y medicinales similares al resto de las setas. Son alimentos muy ligeros, con mucha agua y pocas grasas e hidratos
de carbono.
Contienen cantidades bastante abundantes de minerales, especialmente potasio, fósforo y selenio y cantidades menores de hierro, calcio, magnesio, manganeso y azufre.
Las trufas, al igual que el resto de las setas, son ricas en vitaminas del grupo B, especialmente en riboflabina (Vitamina B2) y niacina (Vitamina B3).
Las trufas más conocidas a nivel gastronómico son:
Tuber melanosporum: La calidad de la trufa de Perigord, unido a su elevado precio, ha determinado su denominación culinaria de “diamante negro”. No es de
estrañar que esta seta haya tenido desde la antigüedad tanto prestigio.
Tuber uncinatum: La trufa de Borgoña es una variedad de la de Tuber aestivum que madura a partir de septiembre.
Tuver aestivum: Como su nombre indica, la trufa de verano es una trufa que se recoge en verano a partir del mes de agosto. Es de tamaño grande y forma
aovada muy irregular con marcadas protuberancias verrugosas.